La contaminación atmosférica
La contaminación atmosférica consiste en el vertido de sustancias o componentes que se disuelven o quedan suspendidas en la atmósfera. Estos provocan daños o molestias a los organismos del planeta. Estas mismas sustancias pueden descomponerse en otras o interactuar con otros componentes de la atmósfera, siendo sus efectos también nocivos. Por lo tanto, la contaminación está haciendo una gran daño en nuestra salud y el resto de los organismo que pueblan la tierra. Igualmente, afecta las abejas y a su miel.
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Los efectos que pueden provocar son muy variados, desde simples molestias, hasta provocarnos cáncer, dañar a organismos vegetales y destruir la capa de ozono que nos protege contra las radiaciones de alta frecuencia, rayos ultravioleta.
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1. Tipos de contaminación atmosférica
Los principales contaminantes que arrojamos a la atmósfera son;
- Monóxido de carbono
- Dióxido de carbono
- Gases de nitrógenos, también denominados como NOₓ
- Ozono a nivel del suelo
- Dióxido de azufre
- Partículas menores de entre 10 y 2.5 micras que acaban en suspensión
- Hidrocarburos.
Todas ellas crean una contaminación atmosférica que en las grandes ciudades se pueden ver desde lejos y crean las llamadas boina gris o naranja
2. Consecuencias de la contaminación atmosférica
Según Penn State y su equipo de investigación, el deterioro de los aromas creados por las plantas debido a la contaminación atmosférica, podrían confundir a las abejas, dificultando su trabajo de pecoreo y de producción de miel. Debido a estas pérdidas de aroma, las abejas tendrían que emplear más tiempo en encontrar a las flores y por tanto habría una disminución en la eficiencia de la polinización.
Esto sucede porque las sustancias contaminantes suspendidas en la atmósfera interaccionan con las sustancias aromáticas de las flores, disminuyendo su capacidad de dar aroma y el tiempo que se mantienen con dicho potencial aromático.
Las abejas durante el pecoreo les es muy útil los aromas que desprenden las flores, con el fin de encontrarlas e ir directamente a sus fuentes de alimento, polen y néctar. Las corrientes y ráfagas de viento arrastran estos aromas creados por las plantas miles de metros en todas las direcciones, siendo señales y pistas vitales de las abejas.
Muchos insectos tienen sus nidos o guaridas por encima de los mil metros de las fuentes de alimento, lo cual, el aroma tiene que viajar durante largas distancia y durante bastante tiempo sin perder su potencial aromático, para que los insectos tengan tiempo de detectarlo, según Jose D. Fuentes, profesor de meteorología y de ciencias atmosféricas.
Según Penn State. “Cada insecto tiene un umbral de percepción para cada tipo de aroma, y con esta capacidad encuentran a las flores, moviéndose por el gradiente de concentración, de más baja concentración a más alta.
Los componentes aromáticos que producen las plantas son los hidrocarburos, los cuales se descomponen al interactuar con ciertas sustancias contaminantes disueltas en la atmósfera, como el ozono. Este proceso de descomposición da como resultado otras sustancias más contaminantes aún que se disuelven asimismo en el aire, tales como radicales del grupo hidroxilo y nitratos. Pero el proceso no acaba aquí, estos últimos componentes siguen destruyendo las sustancias aromáticas de las plantas, descomponiéndolos aún más.
Para llegar a estas conclusiones, este grupo de investigación llevó a cabo los siguientes experimentos. Primero, estimaron los cambios en la concentración de sustancias aromáticas de las flores al someterlos a turbulencias de aire e interacciones químicas con moléculas químicas contaminantes encontradas en el aire. Para ello usaron simulaciones realizadas con el ordenador, estimando las concentraciones y el movimiento de múltiples columnas de aire con alta concentración de sustancias aromáticas desde diferentes bancales de flores.
Posteriormente, se hicieron 90 000 simulaciones empleando diferentes patrones de pecoreo y movimiento de las abejas entre diferentes niveles de aroma modificados por las sustancias contaminantes y diluidos por ventiladores.
El equipo declaró en la publicación Atmospheric Environment que, el aumento de la contaminación atmosférica disminuye la vida de los hidrocarburos y acorta las distancias que pueden recorren estos manteniendo su poder aromático. Por ejemplo: niveles de 60 partes por billón de ozono causan suficientes cambios químicos en las sustancias aromáticas de las plantas, creando confusión en las abejas para encontrar las fuentes de alimento. Estos niveles de ozono son considerados por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, como moderados.
Otra molécula aromática de las flores, la alfa-pineno, sobrevive unas 40 horas en un ambiente pobre en ozono. En condiciones de 60 partes por billón de ozono, la molécula sobrevivió menos de 10 horas y sólo una hora cuando el nivel de ozono fue de 120 partes por billón. Otra molécula aromática, la beta-miceno, la cual viaja más de 1000 metros en un ambiente pobre en ozono, baja a menos de 500 m cuando el nivel de ozono es de 60 partes de billón, y 300 metros a 120 partes por billón de ozono.
Los cambios en la química del aire impactaron en el número de abejas capaces de detectar las fuentes de alimento en un periodo de tiempo. En un ambiente libre de ozono, ello tomó 10 minutos para el 20 % de las abejas pecoreadoras para encontrar la molecula aromática beta-cariofileno. Cuando el ozono asciende a sólo 20 partes por billón, ello toma 180 minutos para la misma cantidad de abejas encontrar el aroma. El equipo encontró similares resultados para seis moléculas diferentes que ellos analizaron.
El equipo de investigación descubrió que la modificación de los aromas florales del aire por la contaminación atmosférica, crea una confusión en las abejas, provocando que ellas gasten más tiempo en el pecoreo y también descubrieron que traían menos alimento en cada viaje, afectando a las colmenas y a la producción de miel como dijo Fuentes.
“Ello sería semejante al ser preguntado por una taza de café en la cafetería más cercana mientras te vendan los ojos. Sería difícil localizar la cafetería sin usar la visión. Esto le sucedería a las abejas y otros insectos polinizadores, que tienen que orientarse con masas de aire contaminado y con aromas muy deteriorados”.
La disminución en la polinización de plantas silvestras podría dirigir a un aumento de la población de plantas que no necesiten de la polinización. esto llevaría a una disminución de polinizadores y la bajade de rendimientos de cultivos. Asimismo, la miel, el polen y la jalea real serían productos más escasos. Fuentes apuntó: Estos descubrimientos remarcan que la contaminación atmosféricae es otro de los factores que están actuando contra la supervivencia de las abejas”.
Según el Ministerio de Agricultura de Estados Unidos, las poblaciones de abejas manejadas en EEUU han disminuido entre el 25 y 45 % cada año desde el año2010, acelerándose esta mortalidad hasta 44 por ciento de media desde 2015 a 2016.
3. Soluciones para la contaminación atmosférica
La mejor manera de reducir la contaminación atmosférica es reduciendo el consumo de combustibles fósiles. Por lo tanto, reduciendo todas las actividades que lo produzcan. Para lograr estos objetivos, se debe reducir el uso del transporte particular, potenciar el transporte colectivo, mejorar la eficiencia energética de los edificios tanto para frío como para calor.
Asimismo, el uso de energía renovables sustituyendo a las más contaminantes, es también el camino para mejorar la calidad del aire.
Fuente:
Revista americana especializda en apicultura, American Bee Journal: http://americanbeejournal.com
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